miércoles, 28 de diciembre de 2011

Ezequiel

He tenido oportunidad de leer muchos libros de historia, pero es la primera ver que puedo "hablar" con uno de ellos.

Se llama Ezequiel, extremeño de nacimiento  y madrileño de adopción. Nació en 1920 hace tan sólo 92 años.
Ezequiel, es un libro viviente de historia, de la historia más dura del siglo 20, de la historia de nuestro país.
Tras mi corta entrevista con él, me di cuenta que acababa de estar hablando con un uno de los últimos supervivientes de la guerra civil española.

Su memoria prodigiosa, me transporta rápidamente con todo detalle a 1936, cuando con sólo 16 años y dejándose llevar por la ignorancia de un muchacho de pueblo, va a dar con sus huesos, y nunca mejor dicho, pues el hambre formaba parte de la dieta de muchos españoles de la época, en un batallón de republicanos destinados a la defensa de Madrid.

Junto con otros jóvenes de su edad, decidió alistarse voluntario, como no, al bando equivocado, es decir al bando de los perdedores.
O lo mataba la guerra, o el hambre, o Franco o las tres cosas a la vez, pero Ezquiel es un superviviente, y ninguno de los tres pudo acabar con él.

Lo más leve, fueron las dos heridas de bala recibidas durante los tres años y medio que participó en la defensa activa de Madrid.
Al acabar la guerra, y en lugar de se ser fusilado como la mayoría de los voluntarios "rojos" fue enviado de inmediato a un campo de trabajo, donde sufrió lo indecible durante otros 18 meses.
Una vez liberado del campo, fue arrestado y conducido a prisión donde él esperaba lo peor.

- Cada día se llevaban a unos cuantos. Un día a dos, otro a tres, pero nunca volvían. Esperaba pacientemente que legase mi hora.

La suerte se alió con Ezequiel una vez más y salió de prisión, pensando que su vida cambiaría a partir de entonces.
Lo peor estaba por llegar.

- Y entonces, me fui al servicio militar...

Tres largos y dolorosos años de servicio militar en la España franquista de la postguerra. Pasando penurias por Galicia, León, Valencia y vaya usted a saber.

-Con que voluntario eh??'
- Estábamos comiendo, cosa que no ocurría todos los días, cuando un teniente coronel se acercó y nos dijo. 
´Qué os parece el rancho?
Un pobre infeliz se levantó y le dijo: Mi teniente coronel, la comida está muy buena, pero es un poco escasa. 

Ezequiel levanta la vista y mantiene un largo silencio. Un silencio que delata su angustia, pues su recuerdo es tan claro que parece que lo esté visualizando de nuevo.
Maldita buena memoria...


De un puñetazo, le reventó el oficial la cara al soldado.
Este ensangrentado mira perplejo al hijo de su padre., que de inmediato avisa al cuerpo de guardia para que le fusilaran. 
Los perros tienen más derecho a la comida que vosotros!!. Dijo el teniente coronel mientras se marchaba escupiendo.


- Prefiero morir en la guerra, que de de hambre en este infierno. Me alisto a la División Azul, pues seguro que  allí donde fuere estaré mejor.

La memoria de Ezequiel es infinitamente más buena que sus decisiones, pues la División Azul lucho en tierras rusas en el invierno en que calló el 6º ejército alemán a manos del ejército rojo.

- Ezequiel ...!!!! 
- Presente!!!!, 
- deje usted su arma y diríjase al patio.


Allí, se encontraban otros compañeros con cara de asustados, y con pinta de radiografía de cuerpo entero.

- Nos metieron en un camión con rumbo a lo desconocido y probablemente con billete sólo de ida.
- El oficial detuvo el camión para tomar algo, cuando uno de sus compañeros se atrevió a preguntar por su destino. 
- A casa del general, pues tenéis que construir una pista.


Por primera ver durante la entrevista, veo una especie de sonrisa en su cara.

- Los mejores 6 meses de mi vida. 
Teníamos comida. Trabajábamos...... pero teníamos comida.

Esto, es sólo un prólogo de la vida de Ezequiel. Una vida que forma parte de nuestra historia. Un libro que se ha escrito con sangre durante 92 años y que aún podemos leer.
Ezequiel debería estar en la biblioteca nacional, archivado en la "h" de historia, o en la "s" de supervivientes, o en la "a" de anónimo.
Ezequiel sigue luchando por sobrevivir. Problemas respiratorios serios, su puñetera cadera izquierda y mil quinientos achaques, le impiden salir a pasear por el invierno madrileño, pero no le impiden contar su historia pues su memoria... su memoria histórica....

Sigue intacta

Gracias Ezquiel, por dejarme leerla.

Manel.

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